Los poemas más bellos sobre la rosa, la reina de las flores

Descubre los versos más exquisitos que celebran la belleza y el encanto de la rosa, la soberana de las flores. Sumérgete en un mundo de metáforas y simbolismo, donde cada poema rinde homenaje a la fragilidad, la elegancia y la inmortalidad de esta flor icónica.
Los poemas más bellos sobre la rosa, la reina de las flores

Los poemas más bellos sobre la rosa, la reina de las flores

La rosa, una flor de extraordinaria belleza y fragancia, ha inspirado a innumerables poetas a lo largo de los siglos. Su encanto y simbolismo la han convertido en un tema recurrente en la literatura, encarnando el amor, la pasión, la belleza y la fragilidad. A continuación, presentamos una selección de los poemas más bellos sobre la rosa, que capturan su esencia y celebran su majestuoso esplendor.

“A una rosa” por José de Espronceda

¡Oh, rosa, hija del sol y de la aurora!
¡Reina del jardín, hermosura pura!
Tu cáliz perfumado, tu corola,
Son un poema de amor y de ternura.

Tu tallo es como un arpa de esmeralda,
Que al soplo de Favonio se estremece,
Y tu perfume, un incienso que embalsama
El aire, y a los dioses enloquece.

En tu seno se anidan los amores,
Y los sueños más bellos y risueños;
En tu cáliz se esconden los tesoros
De la dicha y del gozo y de los sueños.

¡Oh, rosa, flor de mayo, flor de amores!
Tu belleza es eterna, tu perfume,
Un bálsamo que alivia los dolores,
Y tu recuerdo, un sueño y un perfume.

“A una rosa” por Gustavo Adolfo Bécquer

¿Qué es la rosa? Una aurora
que despunta en un tallo.
¡Una lágrima!… ¡Un tesoro!…
¡Un suspiro!… ¡Un destello!…

Es el beso de una diosa,
que a las estrellas envía,
trasparentado en colores
de una gasa trasparente.

Es la espuma de una onda
que ha besado un serafín,
y entre los rizados velos
se ha dormido en un jardín.

Es el fuego de un rubí,
que ilumina la esmeralda,
y el perfume de un recuerdo
que flota en el alma.

“La rosa” por Federico García Lorca

Como una llama pura y encendida,
la rosa tiene una luz que brilla.
Su belleza es una estrella fugitiva
que deja una estela de maravilla.

Sus pétalos son de seda y terciopelo,
su aroma embriaga como un filtro de amor.
Su tallo es una flecha que apunta al cielo,
su savia es un néctar de vida y dolor.

La rosa es un sueño, una ilusión,
un instante de belleza que se esfuma.
Pero su recuerdo queda en el corazón,
como una herida que nunca se cura.

“A una rosa” por Sor Juana Inés de la Cruz

Esta tarde, mi bien, cuando te hablaba,
como en tu rostro y tus palabras vía
que mudabas el color que me dabas,
el que disculpaba sólo tu alegría,

mientras con dulce lengua persuadía,
que en vano pretendes que en mí haya
más amor, si en ti no es mayor la fe que
te solicitan mis ansias y mis quejas;

vi que con risa ufana te burlabas
de verme en mi dolor tan congojoso,
pues estando ausente y lejos, te buscabas,

y en el pensil que fabricó tu antojo,
buscabas otra rosa que imitase
fresca y hermosa la que yo te he dado.

“La rosa” por Amado Nervo

Hay una flor que es la más bella y pura
de cuantas Dios formó con su grandeza,
que es el encanto de la naturaleza
y el orgullo que tiene por criatura.

Flor de lis, azahar, nardo y clavel
no tienen tanto encanto ni hermosura,
ni hay flor que a la gentil rosa sea igual,
que no es flor, sino reina de la flora.

Tiene el talle gentil, la tez sonrosa,
el perfume más suave y embriagador,
y un cáliz como nido de amapola,
donde el amor suspira como un gorrión.

La rosa es el amor, la rosa es la vida,
la rosa es el poema del Creador,
que en ella el cielo y la tierra confundió
para hacerla la flor más bella aún.

¡Oh, rosa! Entre las flores eres la reina,
y eres entre las reinas la más hermosa,
porque eres la que más refleja al mundo
la belleza eternal de Dios que te creó.